Las comorbilidades que suelen relacionarse con la presencia o la persistencia del dolor suponen un problema grave de salud. El dolor de espalda persistente es  una de las principales causas de discapacidad a nivel lumbar (enlace artículo). Con todo ello, podemos afirmar que encontrar una teoría que nos ayude a entender cómo se produce el dolor y cómo ayudar a las personas que lo sufre. 

Teorías del dolor y su influencia en la fisioterapia

La búsqueda de modelos teóricos que han intentado explicar cómo se produce el dolor se remonta siglos atrás (enlace artículo). De todos ellos, los modelos centrados en el daño estructural, pudiendo agruparlos como dualistas o cartesianos. Estos modelos centraban el origen del dolor en los tejidos corporales.   Si el dolor es igual al daño en los tejidos, o a la información que se transmite cuando se produce dicho daño (nocicepción), sería imposible no sentir dolor de espalda si diagnostican varias hernias en los discos de la columna. Sin embargo, así lo muestras diferentes estudios (enlace artículo).  Es más, por encima del 90% de los casos de dolor de espalda que se diagnostican son considerados no específicos, es decir, que no existe una causa patológica (ej. fractura, tumor, infección o cambio estructural) que pueda explicar la experiencia de dolor (enlace artículo). 
«Explicando el dolor» de Moseley y Butler
Todos esto ha promovido que en gran parte de las terapias que comúnmente se emplean en fisioterapia se hayan replanteado sus mecanismos de acción para poder explicar sus efectos (enlace artículo). Entre los diferentes autores que podrían recomendarse, creo que Moseley y Butler con su libro «Explicando el dolor» son el mejor ejemplo. 

Si el dolor no está en los tejidos (músculo, hueso…), ¿de dónde proviene?

A partir de los años 60, se empezó a comprender el papel fundamental que tiene el sistema nervioso en la percepción del dolor. La «Teoría de la Compuerta», propuesta por Melzack y Wall en 1965 creció rápidamente en popularidad, defendiendo que  la nocicepción (información proveniente de los nociceptores, receptores de alto umbral) como principal fuente de dolor (enlace artículo). Aunque su teoría estaba más actualizada que las mencionadas anteriormente, volvía a repetirse lo mismo. La teoría de la compuerta no podía explicar cómo tras sufrir la amputación de una extremidad se podía seguir sintiendo dolor en la misma (pues ya no había nociceptores en esa zona). Esta situación se conoce como “dolor del miembro fantasma” (enlace artículo). 

Neuromatrix o teoría de la neuromatriz del dolor

A partir de aquí, comienzan a surgir teorías que proponen al cerebro como principal responsable en la experiencia de dolor. Uno de los principales cambios que se producen es que se deja de hablar del dolor como un input o información que proviene de los tejidos. Se empieza a hablar del dolor  como una respuesta u output. Una de las  primeras teorías en este campos, y la que ha motivado esta entrada, es la “neuromatrix” (9).  Esta teoría propone que el dolor es una experiencia multidimensional producida por patrones característicos de neurofirmas (neurosignature). Una neurofirma es un conjunto de impulsos nerviosos generados por una amplia red de neuronas que están distribuidas en diferentes áreas del cerebro (body-self neuromatrix) y que dan lugar a una respuesta (el dolor en este caso). Melzack defendió que la neurofirma del dolor se bifurca a la hora de producir una percepción (dolor) y llevar a cabo un comando motor (protección). 

¿Qué limitaciones presenta la teoría de la neuromatrix o neuromatriz?

Entre las limitaciones que cuenta la teoría de Melzack es que el cerebro se caracteriza por una masiva redundancia a la hora de dar un determinado output o respuesta, es decir, que es capaz de dar una misma respuesta a través de un elevadísimo número de neuorfirmas. Por lo tanto, la respuesta de dolor podría producirse con la activación de otras redes neurales, y no sólo la que teóricamente era de dolor.   Otra limitación, ya en el apartado más biológico del funcionamiento cerebral, es que la Neuromatrix de Melzack sólo contempla en las neurofirmas a las neuronas que las forman. No tiene en cuenta la relación de estas con el resto de las células que componen el cerebro (inmunes y vasculares), con las que las neuronas se relacionan a través de mecanismos electroquímicos y moleculares (enlace artículo).

¿Cómo puede aplicarse la neuromatrix a la fisioterapia?

Imaginería Motora en el tratamiento del dolorAunque pueda parecer desalentador que aún sigamos en la búsqueda de teorías para explicar qué y cómo funciona el dolor, hay que reseñar que todas las teorías han aportado su granito de arena en la mejora de los pacientes.  Derivado de la teoría de la neuromatrix, existen herramientas como la terapia espejo, la visualización de acciones o la imaginería motora gradual (enlace artículo). La imaginería motora podría servir como herramienta para la desensibilización de una persona con dolor frente a un estímulo o tarea que en el paso ha provocado un episodio de agudización del dolor. Si quieres profundizar más en este aspecto, te recomiendo el libro de imaginería motora gradual, también de Moseley y Butler.  Incluso, la neuromatrix ha dado pie a la creación de otras teorías como la de las “neuroetiquetas” y la “matriz corporal cortical”, de las cuales hablo en una  entrada