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La cara oculta del nociceptor. ¡Su función eferente!

Al igual que ocurre con la luna, los nociceptores tienen una cara poco conocida. La versión más extendida se basa en su función como mensajeros de “señales de peligro” (nocicepción).  La búsqueda incesante en la génesis del dolor ha podido tener mucho que ver, pues teorías centradas completamente en el rol de la nocicepción como principal componente del dolor, tales como el Control Gate (enlace artículo), que han eclipsado nuestra visión sobre este tipo de receptor. 

En la entrada de hoy revisaremos el papel del nociceptor en otro tipo de funciones, así como su influencia en los tratamientos de fisioterapia y readaptación. 

Función aferente del nociceptor

Los nociceptores conforman un grupo de receptores conocidos como «terminaciones nerviosas libres». Estos receptores son capaces de detectar estímulos mecánicos, químicos o térmicos en los tejidos en los que se encuentren y enviar dicha información a centros nerviosos superiores. Esta información se conoce como nocicepción.  

La relación de los nociceptores con el dolor viene dada por el tipo de estímulo que estos receptores codifican, pues deben ser estímulos de alto umbral o nocivos. Por tanto, para que el nociceptor se active, el estímulo al que es sensible debe superar un determinado umbral. De lo contrario, serán otro tipo de receptores los encargados de enviar la información correspondiente. 

La información nociceptiva o nocicepción es extremadamente útil para nuestro cuerpo, pues le ayuda a conocer en qué estado se encuentran todos los tejidos. Un drástico cambio en el pH muscular, como ocurriría tras una rotura muscular, o un aumento de la presión osmótica producido por un hematoma, activaría a los nociceptores de la zona afectada. De esta forma, el cuerpo podrá poner en marcha las estrategias de protección oportunas (ej. dolor, inflamación…). 

A pesar de la gran relevancia de la nocicepción en el dolor, nunca deben usarse como sinónimos. 

Si se quiere profundizar sobre su relación, recomiendo comprar el libro de la Sociedad Española del Dolor. Este libro es un manual básico de consulta para profesionales interesados en el tratamiento del dolor. 

Función eferente del nociceptor

Los nociceptores  no solo se encargar de la transmisión de los mensajes nociceptivos, sino que llevan a cabo una función vital en facilitar el crecimiento, curación y recuperación tras una lesión.

Los factores tróficos más conocidos que son liberados por los nociceptores son el gluatamato, sustancia P y péptido liberado por el gen de la calcitotina (CGRP) (enlace artículo). Esta respuesta, es lo que se denomina como respuesta eferente del nociceptor (figura). 

Por tanto, podría ser interesante a nivel de la recuperación de lesiones la estimulación de los nociceptores por parte de los fisioterapeutas. 

Una forma para realizarlo de forma segura podría se con la disminución del oxígeno a través de la restricción parcial del flujo sanguíneo producidas con Blood flow restriction training  o Entrenamiento Oclusivo.  Además, esta herramienta cuenta con un potente efecto analgésico que podría estar relacionado también con la modulación de la nocicepción. 

Extraída de Textbook of Pain. McMahon et al. Elservier. 6ed. 2013

¿Cómo llevan a cabo el nociceptor su función eferente?

Primer mecanismo: reflejo axonal

La mayoría de los potenciales de acción generados en una rama del nociceptor viajan en sentido proximal. Sin embargo, algunos recorren de forma simultánea distalmente hacia otras ramas. 

Una vez llegan al final de la rama secundaria, la energía eléctrica del potencial es la que permite liberar estos péptidos tróficos. La inflamación generada por el reflejo axonal tiene profundas implicaciones, pues nos informa de que cualquier nociceptor que está activo puede generar su propio estado inflamatorio (enlace artículo).

Segundo mecanismo: Activación antiatómica

Los potenciales de acción en el nociceptor pueden ser generados en cualquier parte- siendo uno de los pros o contras de las terminaciones libres.  En un estado «normal” (sin sensibilización periférica y/o central), los potenciales de acción solo se producen donde hay canales iónicos, y estos están localizados en el final distal del nociceptor. Sin embargo, los potenciales de acción pueden producirse en el ganglio de la raíz dorsal, incluso en un “estado normal”. Una vez se producen, viajan en todas direcciones a lo largo de la neurona.  Cuando el potencial llega a las ramas finales del nociceptor, se produce la liberación de los péptidos tróficos- de la misma forma que con el reflejo axonal. Este proceso aumenta cuando hay una producción de impulsos ectópicos como puede ocurrir en una neuropatía por atrapamiento. 

Toda la información ha sido extraída del libro Textbook of Pain. Este libro es para mí la referencia en neurofisiología del dolor a nivel mundial. 

Tercer mecanismo: facilitación descendente

Por último, el proceso de facilitación descendente es el que con mayor obviedad puede explicar la generación de potenciales de acción a ese nivel (enlace artículo). Recuerda que si el cerebro concluye que los tejidos están en mayor peligro que lo que sugieren los nociceptores espinales, entonces el cerebro los regulará de forma positiva (aumenta su influencia) a través de la facilitación descendente. Proyecciones neurales provenientes de núcleos cerebrales (sustancia gris periacueductal) terminan en el asta dorsal y liberan neurotransmisores excitatorios. Una excitación suficiente de las neuronas del asta dorsal puede despolarizar los terminales proximales de los nociceptores primarios, generando un potencial de acción.

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