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Edema óseo, ¿reposo o actividad?

Tanto si eres fisioterapeuta, como si te ha tocado vivirlo como paciente, seguro que te has hecho la siguiente pregunta: ¿qué puedo hacer para eliminar el edema óseo? En la entrada previa ya vimos qué es el edema óseo (entrada). En su tratamiento se han empleado infinidad de técnicas dentro de las herramientas que posee el fisioterapeuta: desde tratamientos pasivos como el masaje o la electroterapia (magnetoterapia, láser, ondas de choque…) hasta tratamientos activos como el entrenamiento de fuerza. En la entrada de hoy nos centraremos en conocer cómo la inmovilización o la continuación del entrenamiento influyen en la evolución del edema óseo. 

¿Es el reposo o la inmovilización un posible tratamiento del edema óseo?

Antes de nada, debemos dejar claro que todavía no se tiene la certeza de que el edema óseo tenga que estar asociado a la presencia de dolor u otros síntomas (artículo). Sin embargo, en aquellos pacientes que sufren de esta situacion se les plantea el reposo relativo o incluso la inmovilización como primer paso en su tratamiento. El motivo de indicar el cese de la actividad deportiva o diaria está supeditado a la hipótesis de que el edema óseo se produce  como consecuencia de un exceso de carga de entrenamiento o como una incapacidad del hueso de adaptarse frente a la magnitud del estímulo mecánico. 

Pese a que puede parecer un razonamiento lógico, e incluso efectivo en algunos casos, lo cierto es que pueden tener un efecto muy negativo sobre la salud. Si eres lector/a de este blog, conocerás de sobra las consecuencias deletéreas de la inmovilización sobre el hueso y  el estado físico. Por tanto, reducir por completo la carga mecánica con la inmovilización o el reposo no debe ser una opción. 

Control de la carga de entrenamiento o diaria en el tratamiento del edema óseo

Una de estas estrategias podría ser la gestión de la carga de entrenamiento. Si el edema óseo se produce por un exceso de carga, controlar y planificar el entrenamiento (que no eliminar por completo la actividad) debería ser útil en la reducción del edema. El siguiente estudio se estudió esta hipótesis:

  • 26 de 55 reclutas de los servicios especiales israelíes mostraron edema óseo al inicio de su formación militar.  
  • Tras finalizar dicha instrucción, solamente 9 de ellos lo presentaban.

¿Qué ocurrió durante la instrucción militar? La diferencia según los autores residía en que antes de la formación llevaban un entrenamiento autodirigido basado en la carrera y durante la formación tenían un entrenamiento multicomponente, equilibrado y ajustado. Una de las conclusiones del estudio fue que el entrenamiento basado en la individualización y la sobrecarga progresiva sería un factor protector ante la incidencia de edema óseo. 

¿Necesitan tratamiento de fisioterapia todas las personas diagnosticadas de edema óseo?

Al comienzo de la entrada ya hemos adelantado que la presencia del edema óseo no siempre se acompaña de síntomas. El hallazgo casual (persona asintomática) de edema óseo se debe de interpretar como casual, es decir, como una reacción fisiológica al estrés óseo sin consecuencias clínicas. Como ejemplo de ello,  se encuentra el siguiente estudio que  reclutó a 16 atletas asintomáticos y libres de lesiones en el año previo, antes de la temporada y después de terminar la misma, así como tras 7 meses. Se evaluaron caderas, pubis, rodillas y tobillos con resonancia magnética. Curiosamente se vió que al inicio de la temporada el 88% de los atletas mostraron 45 edemas óseos en total (en 14 atletas), al final de la temporada estas fluctuaron apareciendo 9 edemas óseos nuevos y desapareciendo 10 al final de la misma. Merece la pena destacar, que los 16 atletas fueron completamente asintomáticos durante la temporada.

De nuevo vemos que el edema óseo es algo común en población asintomática en contexto de carga (en población no deportista, la actividad física diaria ordinaria o extraordinaria podría ser igual de demandante). Por tanto, si la presencia del edema no está siempre relacionada con los síntomas, ¿debe plantearse algún tratamiento? La respuesta dependerá de los beneficios esperados y de los riesgos asumidos por dicho tratamiento. 

Conclusiones

Lejos del contexto de accidentes, traumatismos o alguna amenaza conocida, el edema óseo deberá interpretarse como una adaptación del hueso ante la carga mecánica. Como tal no tendría por qué ser un problema (causar sintomatología), pero si así fuese, en ninguno de los casos el reposo absoluto será la solución. Como en tantos otros casos, si el problema es la carga, la carga (adaptada) será la solución.

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